Los implantes dentales son dispositivos artificiales, de titanio, de un tamaño similar a una raíz natural, que insertados en el maxilar superior o en la mandíbula y que, tras un lapsus de tiempo que oscila entre uno y dos meses (periodo de osteointegración), nos van a permitir construir una funda, puente fijo, o bien estabilizar una dentadura móvil.